viernes, 2 de noviembre de 2012

Capítulo III – Menipo, Anfiloco y Trofonio




















People in the sun 
Menipo.- No me explico cómo a vosotros dos, Trofonio y Anfíloco, que sois unos muertos, os han llegado a adorar en templos como si fuerais auténticos adivinos, y lo peor es que los imbéciles de los mortales os siguen tratando como dioses.  
Anfiloco.- No puedes culparnos a nosotros si ellos son unos insensatos que opinan así de los muertos.
Menipo.- Claro que puedo, pues vosotros en vida os habéis dedicado a convencerles con vuestras charlatanerías de que sois capaces de adivinar el futuro y así, prevenir y aconsejar a quien os consulta. 
Trofonio.- Menipo, Anfíloco sabrá mejor que nadie lo que debe responder para defenderse; yo debo contestar que soy un héroe y hago profecías a quien acude a mí. Y me parece que tú no has estado nunca en Lebadia; pues de lo contrario, no dudarías de lo que te digo. 
Menipo.- ¿Qué es lo que estás diciendo? ¿Que si no he ido a Lebadia y entrado a la fuerza por esa diminuta puerta a tu cueva, sin ver cómo estás de ridículo ataviado con finos lienzos y con una torta en las manos, no acierto si digo que estás muerto como nosotros y que lo único que te distingue es tu charlatanería? Y ahora te ruego que me digas, en nombre de los oráculos, lo que es un héroe, pues no lo sé. 
Trofonio.- No es ni dios ni hombre, es una mezcla. 
Menipo.- Entonces, según tú, ¿no es ni una cosa ni la otra, pero sí ambas a la vez? En tu caso, ¿es que se ha perdido tu mitad divina? 
Trofonio.- Tiene su oráculo en Beocia, Menipo. 
Menipo.- No sé bien lo que quieres decir, Trofonio, pero sí veo claramente que tú estás totalmente muerto.





Diálogo de los Muertos
Luciano de Samósata

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