Vendrán las lluvias suaves y el olor a tierra
Y el leve ruido del vuelo de las golondrinas
El canto nocturno de los sapos en los charcos
La trémula blancura del ciruelo silvestre
Los ruiseñores con sus plumas de fuego
Silbando sus caprichos en la alambrada
Y ninguno sabrá si hay guerra
Ni le importará el final, cuando termine
A nadie le importaría, ni al pájaro ni al árbol,
Si desapareciera la humanidad
Ni la primavera, al despertar al alba,
Se enteraría de que ya no estamos.
Sara Teasdale
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