C. |
Debiendo
su nombre a la acumulación de malentendidos alrededor de su figura, allí donde
unos lo han advertido fiero y peliagudo, los más se han dedicado a extender la
historia de su encuentro con el ser. En ciertos momentos tiene tres cabezas. A
veces, la figura negra es tragada por su propios ojos de fuego. Otras, persigue
sin tregua a quienes lo ven. Otras no hace nada.
Cierto
es que podría decirse que el caballo del diablo ha generado más leyendas que
las dudas que resuelve, pero nunca se podrá negar su función pilástrica en las
culturas del mar angosto, donde por lo general suele dormir entre once y trece
años.
Apareciendo
por igual a hombres y mujeres, suele tener preferencia hacia la noche y nunca
se ha sabido si es la persona quien encuentra al caballo del demonio o
viceversa. Habrá quien diga que no es más que un rumor esparcido por alguna
cofradía de oscuros propósitos, pero en lo único en que todos los relatos
concuerdan, es que su tamaño es no mayor al de un perro..
j.k.
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