Oso Hormiguero: Son afirmaciones equivalentes. Por ejemplo,
en materia de recolección de alimentos, si una hormiga errante descubre en
alguna parte una cantidad poco considerable de alimento y a continuación procura
comunicar su entusiasmo a otras hormigas, la cantidad de éstas que responda
será proporcional a las dimensiones del hallazgo: una cantidad poco
considerable no atraerá las suficientes hormigas como para exceder el umbral.
Lo cual es exactamente lo que quiero significar cuando digo que no hay nada
para hacer: un volumen demasiado pequeño de alimento debe ser ignorado.
Aquiles: Ya veo. Supongo que estos "equipos"
constituyen uno de los niveles de la estructura que se ubican en algún punto
entre el nivel de la hormiga individual y el nivel de la colonia.
Oso Hormiguero: Así es. Existe una clase especial de equipo,
al que llamo "señal": todos los niveles superiores de la estructura
están basados en señales. En realidad, todas las entidades más altas son
conjuntos de señales que actúan concertadamente. En los niveles más elevados
hay equipos cuyos miembros no son hormigas, sino equipos de niveles más bajos.
Finalmente se llega a los equipos de nivel inferior —es decir, señales— y, por
debajo de ellos, a las hormigas.
Aquiles: ¿Por qué han recibido las señales esa sugestiva
denominación?
Oso Hormiguero: Les viene de su función. El objeto de las
señales es desplazar hormigas de diversas especialidades hacia partes adecuadas
de la colonia. La historia típica de una señal es la siguiente; adquiere existencia
cuando es superado el límite requerido para sobrevivir, y entonces emigra,
recorriendo una cierta distancia a través de la colonia; en algún punto, se
desintegra, dejando a sus miembros individuales librados a sí mismos.
Aquiles: Me hace pensar en una ola que trae, desde muy
lejos, erizos y algas, y los abandona, solitarios, en la playa.
Oso Hormiguero: En cierta forma es algo similar, puesto que,
efectivamente, el equipo deposita algo que ha traído desde un sitio distante; pero
el agua de la ola regresa al mar, mientras que en el caso de una señal no hay
una sustancia transportadora análoga: la componen las hormigas mismas.
Tortuga: Y supongo que una señal pierde su coherencia
exactamente en algún sitio de la colonia donde ese tipo de hormigas es
primordialmente necesario.
Oso Hormiguero: Naturalmente.
Aquiles: ¿Naturalmente? Para MÍ no es tan obvio que una
señal vaya siempre al sitio preciso donde es necesaria. Y aun cuando marche en
la dirección debida, ¿cómo sabe dónde descomponerse? ¿Cómo se percata de que ha
llegado?
Oso Hormiguero: Esas son cuestiones sumamente importantes,
pues implican una explicación acerca de la existencia de un comportamiento orientado
hacia finalidades —o que así lo parece— en la señales. Siguiendo la
descripción, uno se sentiría inclinado a caracterizar el comportamiento de las
señales como guiado hacia la ocupación de un hormiguero, y a considerarlo
entonces "orientado hacia finalidades". Pero esto también puede ser
considerado de otro modo.
Aquiles: Oh, un momento. El comportamiento persigue un
propósito, o lo contrario: SÍ o NO. No veo cómo puede usted sostener ambas cosas
a un tiempo.
Oso Hormiguero: Permítame que le explique mi perspectiva, y
luego dígame si está de acuerdo. Una vez formada una señal, no hay conocimiento
en ella de que debe dirigirse en una determinada dirección. Aquí es donde la
precisa distribución de castas juega un papel crucial, pues se encarga de
determinar el movimiento que realizarán las señales a través de la colonia,
como también por cuánto tiempo una señal debe conservar su estabilidad y dónde
tiene que "disolverse".
Aquiles: Así que todo depende de la distribución de castas,
¿eh?
Oso Hormiguero: Eso es. Supongamos una señal en marcha.
Mientras avanza, las hormigas que la componen interactúan, o bien mediante el contacto
directo, o bien mediante el intercambio de olores, con las hormigas de los
vecindarios que atraviesan. Los contactos y los aromas les proveen información
acerca de los problemas locales de carácter urgente, tales como la construcción
del hormiguero, alimentación de los párvulos o lo que fuere. La señal mantiene
su cohesión mientras las necesidades locales no coincidan con las que ella
puede satisfacer; pero si ocurre que PUEDE contribuir, lanza a la escena un
equipo fresco de hormigas útiles, luego de desintegrarse como señal. ¿Ve usted
ahora de qué modo la distribución de castas actúa como una guía de todos los equipos
de la colonia?
Aquiles: Lo veo.
Oso Hormiguero: ¿Y ve cómo esta forma de observar las cosas
requiere que no se le atribuya sentido de finalidad a la señal?
Aquiles: Creo que sí. En realidad, estoy comenzando a ver
esto desde dos direcciones. Para la hormiga, una señal NO tiene finalidad. La
hormiga común de una señal se limita a marchar sin rumbo por la colonia, sin
buscar nada en particular, hasta que se encuentra con que siente algo semejante
a una detención. Sus compañeras de equipo, generalmente, experimentan lo mismo,
así que ése es el momento en que el equipo se disuelve, a través del
desmenuzamiento de sus partes: los miembros permanecen, pero su coherencia
interna desaparece por entero. Para determinar la dirección adecuada no se
requiere planificación, ni efectuar previsiones, ni perseguir una meta. En
cambio, para la colonia, el equipo se ha limitado a responder a un mensaje formulado
en el lenguaje de la distribución de castas. Desde esta dirección, lo que
sucede se asemeja mucho más a una actividad dotada de propósitos.
Cangrejo: ¿Qué podría pasar si la distribución de castas
fuese totalmente arbitraria? ¿Las señales se seguirían formando y dispersando?
Oso Hormiguero: Seguramente. Pero la colonia no duraría
mucho tiempo, a causa de la carencia de significación de la distribución de
castas.
Cangrejo: Es justamente lo que yo quería destacar. Las
colonias sobreviven porque su distribución de castas tiene significación, y esa
significación es un aspecto holístico, invisible en los niveles más bajos. La
eficacia de la explicación se malogra si no se toma en cuenta el nivel
superior.
Oso Hormiguero: Lo entiendo, pero creo que usted ve el
problema con excesiva estrechez.
Cangrejo: ¿Cómo es eso?
Oso Hormiguero: Las colonias de hormigas han estado sujetas
a los rigores de la evolución durante billones de anos. Unos pocos mecanismos fueron
seleccionados para permanecer, y la mayoría de ellos resultó descarada. El
producto final fue un conjunto de mecanismos cuyo efecto es que las colonias de
hormigas funcionen como lo hemos descripto. Si uno pudiera contemplar todo el
proceso en una película — que marchase algo así como un billón de veces más
rápido que la vida, por supuesto— vería la emergencia de los distintos
mecanismos como respuestas naturales a presiones externas, lo mismo que las
burbujas que aparecen en el agua hirviente son respuestas naturales a una
fuente externa de calor, ^ t i m o que no verá usted "significación"
y "propósitos" en las burbujas del agua que hierve . . . ¿o sí?
Cangrejo: No, pero . . .
Oso Hormiguero: Y esto es lo que YO quiero destacar: por más
grande que sea una burbuja, debe su existencia a los procesos que se cumplen en
el nivel molecular, y en esto no interviene ninguna "ley de nivel
superior". Lo mismo vale para las colonias de hormigas y sus equipos. Observando
las cosas desde la vasta perspectiva de la evolución, se pueden suprimir las
nociones de significación y de finalidad en relación con la totalidad de la
colonia. Tales nociones se hacen superfluas.
Aquiles: ¿Por qué, entonces, doctor Oso Hormiguero, me dijo
que conversó con la tía Hilaria? Pareciera ahora que niega usted que ella pueda
conversar o pensar en absoluto.
Oso Hormiguero: No me estoy contradiciendo, Aquiles. Verá
usted, me cuesta mucho, lo mismo que a cualquier otro, ver las cosas en una
escala temporal tan inmensa, así que me resulta sumamente más cómodo modificar
mis puntos de vista. Cuando procedo así, olvidándome de la evolución y tomando
las cosas en su aquí y ahora, sobreviene el vocabulario de la teleología; la
SIGNIFICACIÓN de la distribución de castas y la FINALIDAD de las señales. Esto
no me ocurre sólo cuando considero las colonias de hormigas, sino también
cuando pienso acerca de mi propio cerebro y de otros cerebros. No obstante, con
algún esfuerzo, siempre consigo recordar, si es necesario, el otro punto de
vista, y también purgar de significaciones todos estos sistemas.
Cangrejo: Ciertamente, la evolución produce ciertos
milagros. Nunca se sabe qué carta sacará de la manga. Por ejemplo, no me
sorprendería nada que existiese la posibilidad teórica de que dos o más
"señales" se entrecrucen, sin saber ninguna de ellas que las otras
son también señales y tratándolas, en consecuencia, como si sólo fuesen una
parte de la población básica.
Aquiles: Mmmm . . . Qué curiosa imagen suscita esto en mi
mente. Me imagino a las hormigas avanzando en cuatro direcciones diferentes, entrecruzándose,
unas de color blanco, otras de color negro, formando en conjunto una estructura
ordenada, casi como. - . como. . .
Tortuga: ¿Una fuga, quizá?
Aquiles: ¡Sí, eso es! ¡Una fuga hormiguesca!
Cangrejo: Una imagen interesante, Aquiles. A propósito, toda
esa charla sobre el agua que hierve me hizo pensar en el té. ¿Quién desea un
poco más?
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